Aunque por norma general
no suele suceder en España, los terremotos son uno de los más devastadores
desastres naturales que se pueden dar, como fue el caso de Lorca en Murcia,
donde cientos de casas de esa localidad quedaron afectadas seriamente en todas
las partes de su estructura, pero lo mismo ocurre con las construcciones de
cualquier rincón del mundo que haya pasado por un trance de estas
características.
Aunque la consolidación de suelos es algo primordial a la hora de construir un edificio,
desde hace muchos años ya se están teniendo muy en cuenta otros factores que
pueden colaborar positivamente para que en caso de que se produzca un siniestro
de estas características el edificio pueda resistir al colapso aunque quede
seriamente dañado.
Una estructura no falla de
manera inmediata cuando la acción afecta a su capacidad de resistencia sino
cuando se llega al máximo de la capacidad de deformación en aquellos puntos que
llevan sobre sí la carga vertical del mismo, es decir, columnas y muros. Por
tanto, es necesario obtener una gran capacidad de deformación tras alcanzar la
fuerza que se conoce como ductilidad, que puede obtenerse en diversas partes
estructurales para así poder retrasar el colapso del edificio aun después de
que se desarrollen daños estructurales de importancia.
Normalmente la formación
de la posible rotura plástica se encuentra localizada en los extremos de la/las
vigas (concepto columna fuerte – viga débil) en diseño para poder alcanzar una
estructura dúctil, con lo que se puede prevenir el fallo frágil prematuro en
diferentes puntos estructurales.
En aquellos miembros que portan la carga vertical debe
prevenirse la falla frágil, algo que si no se hace desde el principio la fuerza
debe ser proporcionada. Por ejemplo, las casas de adobe tienen una masa pesada
pero una fuerza lateral baja y muy poca capacidad de deformación, por tanto
ante la acción de un terremoto o un corrimiento de tierras fuerte se
colapsarían cuando las fuerzas de la inercia que están asociadas a su masa
llegan a exceder la fuerza lateral de los muros de esa clase de construcciones.
El daño estructural de un edificio con gran resistencia
lateral es posiblemente más pequeño en caso de seísmos frecuentes, corrimientos
de tierra o un mal asentamiento aunque en este caso la construcción debe ir
acompañada de elementos como micropilotes
que aseguren la estructura del edificio.
Un buen método para poder retardar el colapso de toda
la estructura es poner un gran empeño en la ductilidad para la protección de la
estructura del edificio con lo que se consigue proteger la vida de las personas
que hay en su interior. Pero no hay que olvidar que la ductilidad se trata de
una capacidad para que una estructura tenga la capacidad de deformarse tras un
daño importante.
Desde hace años la construcción tiene estas
características muy en cuenta, aunque hay muchas construcciones antiguas que
carecen de este concepto, por lo que es recomendable realizar revisiones
estructurales para poder detectar cualquier clase de anomalía en el asentamiento
de la cimentación del edificio para evitar serios daños en un futuro.
Comentarios
Publicar un comentario