Al igual que sucede con las tarjetas de fidelización de clientes, que tienen la capacidad de almacenar una determinada
cantidad de datos en su memoria, esta clase de tecnología se utiliza también
dentro del ámbito de la biometría y la seguridad, algo de lo que vamos a
hablaros en este artículo.
Tarjetas de acceso
aplicadas a la biometría y a la seguridad
Estas tarjetas cuentan con
una tecnología de radiofrecuencia, donde se pueden incluir datos de una huella
dactilar, lo que hace que solo pueda ser usada por la persona a la que
corresponde la huella. Esto convierte a estas tarjetas en excelentes
herramientas para el acceso a determinados lugares, bien sean centros de
investigación, organismos oficiales o cualquier otra clase de lugar que
requiera de un estricto control de acceso.
Para su funcionamiento, la
tarjeta debe ser pasada por un lector RFID y después colocar el dedo de la
huella sobre un escáner biométrico, que se encargará de cotejar y comparar los
datos almacenados en la propia tarjeta con los que está proporcionando el
usuario que intenta acceder a determinado lugar.
En caso de que la
identificación sea positiva, el acceso está permitido, en caso de ser negativo,
el usuario no podrá acceder. Esta operatividad ha hecho que las tarjetas con
chip RFID se hayan convertido en un estupendo aliado a hora de proporcionar
seguridad en los accesos.
Independientemente de la
clase de empresa u organismo en el que se instalen, este sistema de control de
accesos de personas tiene cada vez más presencia dada su efectividad porque
proporciona mucha más seguridad que un control únicamente mecánico.
Además permite ahorrar
gastos de personal, aumenta la rentabilidad en instalaciones de pago por
ejemplo, son flexibles dado que se pueden combinar con sistemas de control de
presencia física, ahorra tiempos de gestión e incluso puede proporcionar unas
completas estadísticas sobre los accesos realizados y el tiempo de estancia de
cada persona que ha accedido a determinado lugar.
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