Actualmente tenemos a nuestra disposición un
gran número de tarjetas con las que gestionar nuestro dinero, todas ellas
diferentes, pero con una cosa en común entre todas. La pérdida
de tarjetas no entiende de si son de crédito, débito o de
qué, por lo que debemos tener bien claro qué es lo que debemos hacer para poder
cancelar la tarjeta en caso de que la perdamos o en el peor de los casos, que
nos la roben.
Las tarjetas están especialmente diseñadas
para satisfacer cualquier clase de necesidad de las personas. Aquellas que
prefieren pagar las compras de manera aplazada tienen en las tarjetas de
crédito un estupendo aliado, lo malo es que como no se lleve una contabilidad a
rajatabla, cuando llegue la hora de pagar descubriremos que nos habremos pasado
más de nuestro límite.
Para que esto no suceda, la mejor opción es
utilizar una tarjeta de débito. Ésta solamente nos proporcionará dinero si
tenemos en la cuenta, si nuestra cuenta tiene un mínimo o un saldo negativo no
nos dará dinero ni podremos pagar nada con ella en ningún sitio.
Otra clase de tarjetas que se estilan mucho en
la actualidad son las tarjetas
virtuales, con las que se pueden realizar diferentes
pagos mediante Internet o en aquellos comercios que acepten pago electrónico.
Como otras, tienen su número de tarjeta, fecha de caducidad y un PIN, aunque no
cuentan con soporte físico.
Las tarjetas de puntos o las de fidelización
son otras de las muchas clases que podemos encontrar en la actualidad, y aunque
son muy usadas, no llegan a los niveles de las tres anteriores. Pero no importa
si tienen dinero o nos permiten acceder a un programa de puntos, siempre que
perdamos o nos roben la tarjeta, debemos notificarlo a la entidad emisora para
que no nos hagan cargos a nuestra cuenta o nos saqueen la cuenta de puntos, por
ejemplo.
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