Dentro el apartado de la consolidación de suelos en la construcción destacan dos clases de suelos, los
arcillosos y los expansivos. En la mecánica de suelos se define a como arcilla
a aquellas partículas de cualquier sustancia inorgánica que tengan un tamaño
menor a 0,02mm., tamaño que a pesar de ser minúsculo, es suficiente como para
tener influencia en las acciones fisicoquímicas.
Terrenos arcillosos
Un terreno arcilloso tiene
cierto índice de peligrosidad para cimentar dado que los asentamientos se
producen en un gran plazo de tiempo. Se ha estimado que el tiempo de
asentamiento de los estratos arcillosos es directamente proporcional al
cuadrado de su espesor. Por ejemplo, si un edificio se encuentra sobre un
estrato de unos dos metros de espesor y el asiento llega en cuatro años, la
duración sería de unos 16 años si el espesor fuera de cuatro metros y de 100
años si el espesor fuese de diez metros.
Uno de los factores que
más influyen en la duración de un asentamiento es el nivel de agua del estrato
y también su permeabilidad y del terreno colindante. Si se edifica en unos terrenos arcillosos sobre una arcilla que cuente con un elevado contenido
de agua es sometida a una carga, el asentamiento instantáneo es prácticamente
nulo, porque el agua es realmente quien soporta la carga. En este caso, la
propia presión hace que el agua trate de fluir escapando de los huecos que
ocupa la arcilla, un proceso muy lento y que puede verse entorpecido debido a
la impermeabilidad del estrato.
Se puede cimentar en
terrenos arcillosos pero se hay que tener especial cuidado en que las cargas
estén muy repartidas en la planta del edificio, dando a las bases, las
dimensiones necesarias para hacer que la carga por unidad de superficie sea
idéntica.
Suelos expansivos
Por otro lado, los suelos
expansivos son los que presentan expansiones o contracciones. Los materiales de
arcilla pueden absorber una gran cantidad de agua y retenerla debido a su
estructura, lo que hace que el agua incremente el volumen de este material y
también una importante reducción cuando el agua se seca.
Esta clase de suelos
suelen ser bastante complejos para la construcción dado que los incrementos del
volumen no se pueden representar de una manera uniforme sino todo lo contrario
debido a que se producen incrementos en diferentes zonas y en el momento de
contraerse se generan asentamientos, pudiendo dañar seriamente las estructuras.
Las condiciones climáticas
influyen de manera directa en el comportamiento de esta clase de suelos y
también la presencia de aguas subterráneas o conductos de agua cercanos que
puedan tener roturas o fisuras que puedan permitir que el agua se filtre. Estos
suelos pueden identificarse de manera visual debido a varias características
muy sencillas, su alta plasticidad.
Por otro lado, la
identificación mineralógica es una de las formas más usadas para reconocer suelos
expansivos, siendo la difracción de rayos X, análisis químico, análisis térmico
diferencial, microscopía electrónica o absorción de tinte algunos de los
métodos más utilizados hoy en día, aunque algunos pueden llegar a ser bastante
costosos.
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