Debido a la imperante
necesidad del mercado de tener prácticamente al instante cualquier clase de
mercancía, en muchas ocasiones se externalizan trabajos porque esto mejora el
flujo de trabajo de una empresa, aumentando la producción en un alto porcentaje
que puede cubrir los costes de una externalización. Dentro del mundo de la
industria farmacéutica esto ocurre con las firmas más importantes, que subcontratan
a terceros para el envasado de sus productos.
Pero no ocurre únicamente
con envasados sino que también se tienen en cuenta tecnologías de valor
agregado como puede ser la ingeniería de dispositivos médicos, I+D o incluso la
creación de dispositivos para la automatización
de farmacias, cada vez más utilizados
en muchas de las farmacias que conocemos.
Según un estudio elaborado
por la reputada publicación Global Industry Analyst, especializada en temas de
investigación de mercados, se revela que el outsourcing
no es algo nuevo, lleva con nosotros más de una década y esto es algo muy
normal en la actualidad, no solo en lo referente a la industria farmacéutica
sino a todo el tejido industrial en sí.
Esto, sumado a los avances
de la medicina, así como las mejoras de los diagnósticos y detección de
enfermedades, están contribuyendo a que la medicina sea muchísimo mejor que
hace una década o incluso que hace cinco años. La evolución es imparable y la
industria farmacéutica no es ajena a ello, “tercerizando” diferentes procesos
críticos como puede ser la investigación, pruebas de viabilidad,
mantenimientos, validaciones de producto y un largo etcétera, consiguiendo poco
a poco ofrecer de manera general un mejor servicio tanto a pacientes como a
hospitales, institutos, centros de investigación, laboratorios así como a las
propias farmacias.
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