Gracias al auge que tienen
actualmente el sector de la imprenta online y
a la gran cantidad de software fotográfico, son cada vez más personas las que
se animan a hacer sus propios diseños e imprimirlos, bien sea para tarjetas de
visita, invitaciones, flyers, dípticos, trípticos, cartelería, etc.
En ocasiones se da el caso que
el diseño puede ser estupendo, pero el resultado final dista mucho de lo que se
ve en la pantalla del ordenador. Parte de ello puede ser una mala elección en
el esquema de color a la hora de enviar el archivo para impresión. En este caso
nos encontramos con la impresión RGB y
CMYK.
El esquema RGB (Rojo, verde
y azul, por sus siglas en inglés) usa varias combinaciones de colores para
poder crear diferentes colores fuertes y es el color más utilizado para
ordenadores y pantalla de televisión, por ejemplo. Para imprimir, este esquema
no es utilizado en impresión offset.
Por su parte, el esquema
CMYK (Cian, magenta, amarillo y negro, por sus siglas en inglés), trabaja en
cuatricromía y estos colores se mezclan a diferentes porcentajes, consiguiendo
cualquier clase de tono. Este es el sistema que se utiliza en la impresión
offset.
En los trabajos de diseño
gráfico se suele trabajar con el esquema RGB siempre que el trabajo esté
destinado a un soporte de pantalla, independientemente de si es para una web,
televisión, presentación online o un vídeo para Youtube.
El esquema de color CMYK se
usa siempre que el trabajo final vaya a tener una salida en imprenta. Hay que
tener muy en cuenta que el resultado de un trabajo impreso jamás será igual en
colores a lo que podemos ver en la pantalla, pero es la opción más fiable
cuando queramos imprimir y el resultado sea de la máxima calidad.
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